Uno de los errores que cometes en el desayuno

“Desayunar es de débiles”. Este fue uno de los principales mantras de la dieta 'Oh my God!', el régimen milagro de turno que se puso de moda en 2012.
Su creador Venice A. Fulton aseguraba que lo mejor para adelgazar era saltarse la primera comida del día aunque, en realidad, sólo recomendaba atrasarla y acometerla tres horas después de levantarse.
Está claro que mientras no comemos el balance energético está a favor del adelgazamiento, pero lo que Fulton no apunta es que, al no desayunar, tenemos mucha más hambre y es más fácil que nos pongamos hasta el Quico en cuanto tengamos la más mínima oportunidad.

No está muy claro que saltarse el desayuno tenga un impacto directo en la cantidad de calorías final que consumimos a lo largo del día, lo que sí es seguro es que tomarlo es más saludable que no hacerlo.
Un estudio de la Universidad de Bath asegura que tomar el desayuno está relacionado con un mayor gasto energético durante la actividad física posterior a este y unos niveles de azúcar más estables a lo largo de la tarde y la noche. Unas ventajas que se unen al factor protector que parece tener el desayuno respecto a las enfermedades cardiovasculares. Según una investigación de la Universidad de Harvard publicada en la revista Circulation el pasado verano, que estudió a 26.902 varones, los hombres que se saltan el desayuno tienen un 27% más posibilidades de tener un infarto o morir de una enfermedad cardiaca que aquellos que comen todas las mañanas.





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